RAÍZ Y FRUTO DE LA CORRUPCIÓN


Con el presente escrito busco que el lector entienda el fenómeno de la corrupción con un ejemplo práctico, para lo cual se metaforabilizará en un árbol, puesto que éste tiene raíz, tronco con sus ramas y frutos.
La raíz de la corrupción es una condición inherente al ser humano, que se da porque excede lo moralmente válido, en el método para la obtención del beneficio propio.
No está mal que los seres humanos busquen su propio beneficio, dentro de la moral y normas culturales de cada sociedad, pues ese es debe ser el fin último de cada uno: la felicidad individual .
No obstante a lo anterior, deben existir unos límites que impidan que la búsqueda de esa felicidad dañe a otros seres humanos , e incluso animales.  Dichos límites dependen de las reglas y normas de cada sociedad, dentro de un enfoque liberal, esos límites estarían en el principio de no agresión desarrollado por Ayn Rand.
En esa búsqueda del bien propio, debemos entender que no todos los individuos son iguales ni persiguen los mismos fines, o que la felicidad la obtienen buscando los mismos objetos; y habrá algunos para los cuales su felicidad está en tener estabilidad económica , a otros los hace felices compartir tiempo con su familia y a otros el ayudar a los demás, de allí que la felicidad es tan subjetiva tanto como el número de personas existentes.
De allí que habrá algunos que para alcanzar su beneficio y felicidad trasgredan esas normas morales y jurídicas de la sociedad, en el sentido amplio si una norma moral es quebrantada por un individuo habrá un reproche de carácter moral de parte de la sociedad, si una norma jurídica es rota habrá una respuesta de tipo penal, por eso es muy importante conocer el concepto o lo que podríamos atribuir como corrupción.
Es muy difícil encontrar una definición oficial de corrupción, haciendo un seguimiento a los tratados de lucha contra la corrupción no ofrecen una definición, sino que se centran es establecer mecanismos para combatirla, ¿combatir qué? Si ni ellos saben exactamente lo que combaten, o tal vez no conviene que se sepa realmente cuál es la gasolina de la corrupción.  Por ejemplo, la convención de las naciones Unidas contra la corrupción de 2004  no ofrece definición, y tampoco lo hace la convención interamericana contra la corrupción, sólo se limitan a enumerar una serie de conductas, al igual que se encuentran en los diferentes códigos penales de cada Estado.
La única definición que encontramos en el ordenamiento Jurídico Colombiano está en el CONPES 167 de 2013 que la define así: “el uso del poder para desviar la gestión de lo público hacía el beneficio privado”.
De acuerdo a la anterior definición, para que exista corrupción es indispensable que exista el Estado –aquí donde encontramos el tronco y ramas del árbol– ya sea a través de funciones públicas, funcionarios o bienes públicos, que son usados en beneficio particular de otras personas.
La corrupción puede ser combatida desde tres esferas, una moral, una judicial y otra fáctica.

Esfera moral

Es entendida como una conducta que es reprochable por la sociedad por controvertir unas normas de carácter moral que están inmersas en la sociedad, y que son mal vistas por el grueso de la comunidad. Estas normas están del mismo modo alimentadas por la religión, la idiosincrasia y las instituciones sociales.
En la esfera moral podemos combatir la corrupción concientizando al individuo, desde la familia, desde la escuela, y la misma sociedad, respecto al respeto y mantenimiento de los valores predominantes en esa colectividad.
En esta esfera es muy difícil ganarle la lucha a la corrupción, dado que las sociedades modernas están avanzando en el desmonte de las instituciones que preservan una serie de valores y reglas morales.  Por lo tanto, lo que era moralmente malo para generaciones pasadas, para las generaciones presentes el algo muy normal y aceptable, es así que el todo vale, en todo campo ya sea político, económico y social está siendo aceptada de manera cordial.  Es muy común que se esté disfrazando de buenas causas la destrucción de los valores e instituciones morales.

Esfera judicial

En esta esfera, encontramos las diversas leyes jurídicas que han sido dictadas con el fin de combatir el fenómeno de la corrupción, enumerando una serie de actuaciones que adquieren la connotación de delito y que es perseguida judicialmente.
El problema radica en que cuando la corrupción es tan grande como el mismo Estado, los tentáculos de ésta llegan hasta los mismos tribunales y alto gobierno, dejando indemne su principal causa.
Por ejemplo, en Colombia es famoso el llamado Cartel de la Toga[ , que era una organización criminal al interior de la Corte Suprema de Justicia que se encargaba de vender fallos judiciales.  Eso sucedía con el máximo órgano de justicia, que tiene la función de dictar los precedentes judiciales sobre los cuales los demás jueces van a basar sus fallos. El daño causado a la justicia por esta corrupción de alto nivel es tal, que tenía la fuerza para cambiar el ordenamiento jurídico mediante su jurisprudencia.

Esfera fáctica

En esta esfera se parte del entendimiento que la raíz de la corrupción es la condición de codicia que es inherente al ser humano, esa búsqueda del bien propio que es legítima, pero trasgrede las normas morales y jurídicas, que siempre va a estar en los seres humanos en unos en mayor medida y en otros en menor medida.
Debemos entender que cada ser humano viene al igual que los animales con un instinto de supervivencia, que lleva a buscar su propio bien, en una lucha entre todos por la existencia, en su mayoría en condiciones más favorables que las del conglomerado. De allí que cada ser humano lucha por obtener unos medios que garanticen no solo suplir sus necesidades más básicas, sino medios que le permitan tener una posición privilegiada dentro de la sociedad.
Hasta aquí todo legítimo, hasta que alguno de los individuos rompe con algunas de las normas morales y jurídicas para conseguir sus objetivos, por lo que existirán delitos como robar, asesinar, difamar, extorsionar, estafar, entre otros; y finalmente corromper.
Como se había explicado anteriormente, la corrupción no existiría si no existiera el Estado, pues para que se materialice se hace necesario la existencia de este, pues a través de sus elementos es que se puede llevar a cabo la corrupción.
Según la teoría de los Estados, existen diversos sistemas políticos, como el Estado liberal, los Estados socialdemócratas, Estado social de Derecho y los Estados socialistas.  Se han tomado solo estos sistemas políticos dado que se han realizado diversos estudios en donde se mide la libertad económica de los Estados versus su nivel de corrupción, encontrando que los países que gozan de mayor libertad económica son los menos corruptos, mientras que en sentido contrario, los países con menor libertad económica son los más corruptos del planeta.
 20 países con mayor Libertad económica            20 países menos corruptos[1]                                           
 Lo que debemos entender, de la gráfica que antecede, es que existe una clasificación de Estados que es medida de acuerdo a su nivel de intervención en la economía. Los Estados menos intervencionistas se llamarán liberales, y los Estados nivel medio se van a llamar socialdemócratas y Estado social de derecho,y están los más intervencionistas que serán los socialistas.
En los Estados liberales, el Estado no interviene en la economía ni en las libertades individuales, se dedica exclusivamente a cumplir su rol de administrador de justicia, seguridad y defensa, y la construcción de la infraestructura sobre la cual los privados no encuentran utilidades pero que son necesarias como bien común. En estos Estados por tener funciones limitadas existen poca burocracia, pocos impuestos, y los políticos no administran grandes cantidades de dinero por lo que la corrupción es casi inexistente.
En los Estados socialdemócratas y Estados sociales de Derecho, existe la propiedad privada y el mercado es regulado pero en manos de empresarios, se les permite trabajar y tener la propiedad para vía impuestos financiar asistencias sociales, lo que genera que exista un gran aparato burocrático en el Estado, encargado de ejecutar esos programas sociales. El nivel de corrupción en esos países es grandísimo, pues por cada programa social existente hay un sistema burocrático recaudando impuestos, contratando y ejecutando los recursos, los cuales se van quedando en el camino hasta que finalmente llega poco al destino final.
Le siguen los Estados socialistas, en donde la propiedad y medios de producción pertenecen al Estado. Tal vez en estos Estados no se logre determinar el nivel de corrupción, pero el hecho es que su nivel es total, pues todos los bienes son propiedad del Estado y quien termina manejando a su antojo los recursos es el presidente, dictador o líder político. Por algo los Castro, los Chávez y los Kim –en Corea del Norte– , son los más ricos de sus respectivos países  sin nunca haber generado riqueza en el sector real de la economía.
Entonces, la corrupción no solo es inherente a la condición humana, sino que es proporcional al Estado, entendido el tamaño del Estado como la cantidad de funciones y programas asistencialistas que tenga, pues a su vez la burocracia, es proporcional al número de funciones y programas asistencialistas.
Según la analogía presentada, la raíz del árbol siempre va a estar, como va a estar ese deseo de buscar su propio bien en los seres humanos.  Esa raíz no la podemos eliminar, porque está escondida bajo tierra y en el corazón humano, lo que si podemos controlar es el tronco y las ramas del árbol, porque están a la vista.El tronco y las ramas se pueden cortar, podar, quitar lo que no sirve, de ésta manera podemos saber qué tipo de fruto vamos a tener.
La raíz de la corrupción en el ser humano no se puede erradicar, y el combustible de esa corrupción son los Estados grandes, Estados con exagerados programas asistencialistas que roban mediante impuestos el fruto del trabajo de trabajadores y empresarios, y que para lograr tal fin crean un aparato burocrático inmenso dejando por el camino la mayor parte de los recursos. La solución es muy fácil, limitar las funciones del Estado a lo básico.






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